sábado, 9 de septiembre de 2017

VOLANDO VOY


Carlos nunca creyó que sería tan emocionante eso de volar. Lo experimentó solo dos segundos pero lo saboreó como ninguna otra cosa. 10 metros. Saltó desde el trampolín, abrió bien los ojos y sintió como el aire rozaba sus mejillas. Cayó al agua con un ruidoso estruendo. Entonces, se olvidó de su vuelo y recordó que no sabía nadar.