viernes, 9 de diciembre de 2011

PRINCIPIANTE

Me desperté empapado en sudor, las manos ensangrentadas y un cuchillo de grandes dimensiones a mi lado. La cabeza me daba vueltas y vi que todos me miraban. “Vamos chaval, que este cerdo todavía te está esperando”, dijo mi abuelo, mientras limpiaba el cuchillo en el delantal.

4 comentarios:

  1. Yo sé de eso.
    =)
    Besos niña sencilla, me encanta lo que haces. Con tan poquito haces mucho.
    Buen día!
    M.m.

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  2. Que imagen tan fea... pero qué rico el cerdo. :D

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  3. Jo, que cerdada desde luego. Nunca he matado a un animal y menos a una persona jejeje.
    Muy buen micro.
    Es un placer visitarte.
    Un abrazo.

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  4. Como siempre jugando con el desconcierto en tus relatos para meter al lector en tu pequeña narración y, como siempre tambien , con un final inesperado.
    Muy bien .

    un gran abrazo amiga .

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