martes, 5 de enero de 2010

PRISA

El reloj de la oficina marcaba las 2:45. Juan tendría que haber acabado a las dos, pero el ordenador no tenía ganas de trabajar. Cerró la sesión, cogió la chaqueta, y bajó por las escaleras para llegar más rápido.

Tenía mucha hambre, y además había quedado con Ana para comer. Iba tarde.

No dijo ni adiós a la recepcionista como todos los días, y salió a la calle a la carrera. No miró al cruzar. Un Nissan Micra rojo que venía por su derecha se lo llevó por delante. Ni siquiera paró a interesarse por él… Ana, también llegaba tarde a su cita para comer con Juan.

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