lunes, 4 de enero de 2010

DOMINGO

El despertador sonó como cada día a las 6.15 de la mañana. Después de una ducha fría y un vaso de leche, a las 6.55 ya estaba preparado en su puesto, en la ventana detrás de la cortina. Esta vez no fue difícil. Era domingo y casi todo el barrio dormía. El disparo le acertó en la cabeza como era de esperar, y nadie oyó nada. El trabajo estaba hecho. Se volvió a meter en la cama…De todas formas, era domingo.

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